Uno de los aspectos que
determinan el esquema que tenemos de los objetos es la forma en el que las
vemos en relación a la significación emocional que poseemos, las experiencias
asociadas a este objeto y sus características propias. La fase esquemática de
los niños se encuentra entre los 7 y los 9 años de edad. Es una etapa de gran
importancia en el desarrollo de los infantes.
Dentro de un dibujo podemos
encontrar varios tipos de esquemas:
El esquema humano, que se
caracteriza por ser individual y personal. En él las representaciones de partes
del cuerpo vemos que dependen del conocimiento que los niños tengan acerca de
ellos.
El esquema espacial, el niño
posee una conciencia espacial en relación al espacio físico, los objetos y él
mismo. Dentro de un dibujo podemos observar que se representan bajo la orden de
una línea básica, que es en la que descansan todos los elementos del dibujo o
bien puede aparecer como la superficie del mismo.
Los Rayos X, se refiere a la
representación de un dibujo mezclando el interior y el exterior de un paisaje.
El tiempo y el espacio se representan
a través de secuencias temporales o impresiones espaciales diferentes, como
pueden ser las viñetas o las representaciones continuadas.
Dentro del esquema, puede haber
variaciones como la exageración de las partes del cuerpo, omisión de partes
importantes u ocultas y cambio de símbolos para partes relevantes.
Sobre el color y los objetos, el
niño descubre que hay una estrecha relación entre ambos. El dibujo, la pintura,
la expresión plástica o el arte de la creación facilita al niño un mundo de
liberación de emociones y sentimientos, descubrir la relación con el mundo de los
objetos.
En la clase, lo ideal sería no
escoger ninguna temática, no ponerle límites, pero debido a las influencias
sociales esto se hace imposible. Dentro de un aula es importante conocer el
manejo y selección de los materiales, así como las necesidades que tienen los
alumnos, sin incidir nunca en sus creaciones, no decirle cómo o qué tiene que
dibujar, ni tampoco abrumarlo.
En conclusión, esta experiencia
artística que intentemos desarrollar con los alumnos ha de ser manejada por los
mismos, que sea una experiencia creciente y enriquecedora, que se sientan
libres, siempre teniendo en cuentan las características individuales y generales que se tienen en diferentes edades.¡Hay que dejar crecer las ideas!